Cuando el niño se incorpora al mundo de la escuela, sufre una separación importante, se «rompe» ese lazo con la figura de apego y se va a originar un conflicto. La forma en que se solucione este conflicto, el tiempo que se emplea para que el niño asimile la «ruptura» con su figura de apego es a lo que llamamos PERÍODO DE ADAPTACIÓN. La incorporación a la escuela es una situación desconocida que hace sentir al niño inseguro ante la sensación de «abandono». Es un instinto natural que se irá resolviendo con los días. Normalmente tardan algún tiempo en adquirir confianza con los nuevos adultos que se encargarán de ellos. La separación produce angustia tanto en los niños como en los padres, las dos partes implicadas en el vínculo. Por lo que, por un lado, debemos estar preparados para la variedad de sentimientos que podemos experimentar en este período y, por otro, debemos darle la importancia que merece. Los educadores y el equipo en general también nos adaptamos al nuevo grupo de niños, a sus ritmos, sus costumbres, sus necesidades individuales, etc. El ingreso en la escuela supone para el niño un gran cambio.
ORIENTACIONES PARA LOS PADRES SOBRE EL PERÍODO DE ADAPTACIÓN
Incorporación progresiva. Al principio, lleva al niño sólo algunas horas y poco a poco ve aumentando el horario. Cada niño tiene su propio ritmo de adaptación y necesita su tiempo.
EVITAR: Dejarle de golpe en la Escuela Infantil, sin haberlo acostumbrado poco a poco.
Nada de prisas por la mañana. Conviene despertarle con tiempo para que desayune tranquilamente y se dirija sin agobios al Centro.
Su juguete favorito. Deja que el niño lleve, si así lo desea, su juguete preferido, algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.
Adiós con seguridad y alegría. Evita que la despedida se prolongue en exceso. Hay que transmitir la seguridad al niño de que lo que estás haciendo es lo mejor para él.
Actitud positiva. Tu actitud es muy importante. Es necesario actuar con seguridad, sin duda y sin culpabilidad.
EVITAR: Decirle «no llores, no pasa nada; ya verás lo bien que lo va a pasar» y luego sentirte fatal y culpabilizarte.
EVITAR (al despedirte): El chantaje afectivo («no llores que mamá se va triste»).
EVITAR (al despedirte): La mentira («no llores que mamá viene ahora mismo»).
EVITAR (al recogerle): Frases como «ay pobrecito, que le hemos dejado solo», «¿qué te han hecho?».
Llevarle y recogerle personalmente. Es conveniente que la madre o el padre vayáis a llevarle y a recogerle, al menos durante el período de adaptación, y en la medida de vuestras posibilidades. Eso le proporcionará seguridad. Y se acostumbrará antes al cambio.
Dedicar tiempo de juego en casa. Al salir de la escuela infantil, dedica tiempo al niño, jugando con él. Es bueno que descubra que lo que hace en el centro no es tan distinto de lo que hace habitualmente en casa. Anímale a compartir contigo las experiencias que aprende en la escuela. Y demuestra alegría y entusiasmo por sus progresos.
Continuidad en casa. Infórmate sobre las actividades que se están desarrollando en clase: fichas, canciones nuevas, estaciones del año, etc., para entender y potenciar sus adquisiciones.
Consultar dudas con la Escuela Infantil. Siempre que necesites, habla con los profesionales del centro sobre tus dudas, tus inquietudes y sobre cualquier cambio observado en el niño. Confía en el equipo del Centro.
Coordinación con la Escuela Infantil. Los aspectos de la evolución del niño deben ser coordinados con los profesionales del Centro (retirada del pañal, del chupete, etc.).